El término tarrascar proviene del germánico y se utiliza principalmente como un verbo transitivo.
Su significado más relevante es el de arrancar o violentamente quitar algo de su lugar.
Esta acción implica una fuerza considerable, sugiriendo que lo que se extrae no se hace de manera suave o delicada, sino con un esfuerzo que puede causar daño o desgarro.
Así, tarrascar evoca una imagen de fuerza y determinación en el acto de despojar.