La topografía e hidrografía de Bulgaria presentan un paisaje diverso y característico.
El relieve se define por el macizo de Stara Planina, que recorre el país de norte a sur, y las altiplanicies que descienden hacia el Danubio.
También destacan la depresión del Maritza, conocida como llanura de Tracia, y los Montes Rhodope.
Estos elementos geográficos no solo configuran el entorno natural, sino que también facilitan las comunicaciones y el desarrollo regional.
topografía e hidrografía de Bulgaria
El relieve búlgaro lo forman, en síntesis, los siguientes elementos: el macizo de Stara Planina o Montes Balcánicos, que atraviesa el país longitudinalmente por su centro; las altiplanicies búlgaras que descienden hacia el Danubio en forma de terrazas; la depresión del. Maritza, llamada también llanura de Tracia; y los Montes Rhodope, al S del valle citado, parte integrante del macizo de Macedonia.
Los Montes Balcánicos arrancan en las gargantas del Isker, al N de Sofía y terminan en el Cabo Eminé, a orillas del Mar Negro. Rebasan los 2000 m (Yumruksal, 2374 m), pero tienen pasos practicables que favorecen las comunicaciones entre ambas vertientes, como los de Sipka, entre Gabrovo y Kazanlik; Kazan, entre Osman Pazar y Sliven; y el que abre el río Isker, que comunica Pleven con Sofía. Al O de este último paso se alza el macizo triásico de Stara Planina; separado de los Balcanes por el alto valle del Tundja o Valle Grande, se eleva el Sredna Goral (1572 m). Los Balcanes están constituidos por rocas cretáceas, denudadas por la erosión fluvial y glacial. Una falla en gradas abrió, al N del plegamiento, paso al Danubio. Las vertientes de la cordillera son disimétricas; suaves y uniformes las que descienden hacia el N y abruptas y escarpadas las que bajan hacia el valle del Tundja. Los pasos entre Bulgaria y Rumelia se hallan custodiados por antiguas fortalezas, que, al igual que algunas de sus ciudades, recuerdan el pasado tumultuoso y guerrero del país.
Hacia el N una serie de escalones, cortados por el curso de varios ríos muy semejantes, lleva hasta el Danubio, donde la orilla búlgara domina a la rumana y mantiene una población bastante densa. La simetría de esas terrazas aparece rota hacia el NE por las colinas de Deli Orman, asiento primitivo del pueblo búlgaro.
Al S de la cordillera se halla la fosa tectónica del Maritza, rellena de depósitos terciarios que envuelven las rocas volcánicas. Al NE del curso superior del río los macizos de Vitos y Rila (donde se asienta el Riladagh o Pico Stalin, de 2925 m), cierran la cuenca de Sofía, de forma triangular, que se comunica por cada uno de sus vértices con los valles del Nichava, Struma y Maritza. Los valles del Maritza y su afluente el Tundja son bellísimos; en torno a Kazanlik se encuentran los mayores campos de rosales, que en primavera embalsaman el aire con su delicioso aroma.
El macizo de Rhodope, de rocas cristalinas, sirvió de horst o pilar donde se estrellaron las olas del plegamiento balcánico que formaron las montañas que corren a lo largo del Adriático y del O de Asia Menor. Hacia el E, al Maritza separa el gran macizo de las alturas arcaicas del Strandja Dagh, que el río Burgas aísla del Deli Orman. El macizo aparece desnudo en sus cumbres, pero en sus laderas y valles florece una variada vegetación, en que los bosques alternan con los cultivos, viñedos, praderas y encinares que rodean los establecimientos humanos.
El Danubio es el río más importante de Bulgaria, pero sólo sirve para delimitar al país desde la unión del Timok hasta Silistra, donde se interna en territorio rumano. Recibe por la derecha, procedentes de los montes Balcánicos, al Ogost, Isker, Vid, Osem, Iantra y Lom, que se abren valles encajados. De la cuenca de Sofía sale hacia el NO el Nichava, que se une al Mora va búlgaro, afluente del Danubio; hacia el S corre el Struma y hacia el E el Maritza, tributarios del Mediterráneo, con régimen irregular por efecto del clima.