La palabra tornera se refiere a una monja que tiene la responsabilidad de servir en el torno, un espacio donde se realizan labores específicas dentro de un convento.
Este término evoca la dedicación y el servicio de estas mujeres en la vida religiosa, destacando su papel en la comunidad.
La figura de la tornera simboliza el compromiso y la entrega al bienestar de los demás, reflejando la importancia del trabajo en equipo en el ámbito monástico.