El término transigente se refiere a una persona que está dispuesta a ceder o a negociar en sus posturas para llegar a un acuerdo.
Esta actitud implica una cierta flexibilidad y la capacidad de comprometerse, lo que puede ser útil en situaciones de conflicto o desacuerdo.
Ser transigente no significa renunciar a los propios principios, sino encontrar un equilibrio que permita avanzar en las relaciones interpersonales o en la resolución de problemas.