El término tribunal de Dios se refiere al juicio que Dios realiza sobre las almas de los seres humanos tras su muerte.
Este concepto implica una evaluación de las acciones y decisiones de cada individuo durante su vida, determinando su destino eterno.
En este contexto, el tribunal no solo representa un acto de justicia divina, sino también una oportunidad para la redención y la reflexión sobre la moralidad y el comportamiento humano.