El valle del río Ebro es una de las grandes regiones naturales de España, caracterizada por su forma triangular y su ubicación entre los Pirineos y el Sistema Ibérico.
Esta zona deprimida abarca tierras bajas de las provincias de Aragón, Navarra, Logroño y Lérida.
Su suelo, formado por sedimentos marinos y lacustres, presenta una rica geología con conglomerados, arcillas y yesos, moldeados por la erosión fluvial, creando un relieve variado y singular.
Una de las grandes regiones naturales del suelo de España, zona deprimida de forma triangular que se extiende desde los Pirineos al Sistema Ibérico y desde el macizo vasco a las montañas catalanas que lo separan del mar. Abarca las tierras bajas de las tres provincias de Aragón, Navarra, Logroño y Lérida. Geológicamente el suelo, se ha formado por sedimentos depositados en las aguas del mar que lo cubrió, cuando los plegamientos alpinos levantaron las cordilleras que lo rodean; primero fue un brazo de mar y posteriormente una zona lacustre que el Ebro se encargaría dé desaguar.
En sus suelos abundan conglomerados detríticos eocenos en las zonas marginales, que la erosión fluvial ha labrado en formas caprichosas, como los enhiestos torreones de los Mallos de Riglos (v. Gallego, Río). En la zona central se depositaron potentes capas de arcilla, yesos y calizas y no faltan los depósitos de sal gema y sales potásicas. La erosión ha labrado los materiales y originado un relieve variado de cerros, a veces verdaderas sierras, como la de Alcubierre (811 m), muelas tabulares como las Bárdenas, barrancos, cuestas, etc., que alternan con las zonas llanas. El río Ebro corre por el centro, en la parte más baja de la llanura, por la Rioja y la Ribera navarro-aragonesa. Escalón más elevado son las tierras llanas, de Cinco Villas, Monegros y Llanos de Urgel.
Cerrada entre montañas, la depresión del Ebro ofrece un clima típicamente continental, de inviernos duros y calurosos veranos; la alternancia del viento frío llamado «cierzo» y, el caluroso «bochorno» acentúa los contrastes térmicos. La sequedad es proverbial en estas tierras sedientas, dominio de la estepa.
El regadío; donde es posible, transforma el árido secano en fértiles huertas. La economía predominante es la agropecuaria. Las tierras de secano, eminentemente cerealísticas, forman una dé las principales zonas trigueras españolas. El cultivo de barbecho, o de año y vez, con su bajo rendimiento, viene a suplirse por el riego cuando éste es posible. La vid produce vinos de gran riqueza alcohólica y el olivo aceites de inmejorables calidades. En las huertas la remolacha y la alfalfa dan las cifras más elevadas de la producción española; ocupan también lugar preferente los frutales y hortalizas. El ganado predominante es el lanar, en régimen de trashumancia con las sierras vecinas, que proveen de pastos estivales. Véase Ebro, Río.