El Vaticano I fue el vigésimo concilio ecuménico de la Iglesia Católica, celebrado entre 1869 y 1870.
Este evento histórico reunió a obispos de todo el mundo para discutir y definir aspectos fundamentales de la fe.
Uno de sus logros más significativos fue la proclamación de la infalibilidad del papa como un dogma de fe, reafirmando así la autoridad del pontífice en cuestiones doctrinales.