La vida económica de la provincia de Barcelona se caracteriza por su destacado papel en la industria y la agricultura.
Como la primera provincia de España en el ámbito fabril, Barcelona no solo abastece al país con productos acabados, sino que también cuenta con un puerto exportador crucial.
Su suelo, bien gestionado y cultivado, favorece una ganadería y minería florecientes, mientras que la tradición familiar en la propiedad de tierras y el uso de abonos contribuyen a la productividad agrícola, destacando cultivos como cereales y frutas.
vida económica de la provincia de Barcelona
Barcelona es la primera provincia de España en el aspecto fabril. Surte al resto de la nación de productos acabados y brinda en su capital un puerto exportador para buena parte de la producción española. Su suelo, bien parcelado, está sometido a un inteligente cultivo. En fin, una floreciente ganadería y minería completan tan halagüeño cuadro económico.
El intenso aprovechamiento del suelo se ha visto favorecido por la continuidad dentro de una misma familia en la posesión de las tierras, que desde tiempo inmemorial se transmiten de padres a «hereus» (herederos). La mecanización agrícola es escasa, por dificultarlo la topografía y minifundismo. Se aplica abono en abundancia aprovechando la proximidad de Suria y Cardona.
Los principales cultivos, que buscan como es natural los suelos llanos de la costa y el Vallés, son los cereales (trigo, cebada, avena), frutas, vid y, en menor medida, patatas y olivos. La plantación de claveles en la Maresma señala excelentes rendimientos. La necesidad de abastecer al enorme núcleo de población de la capital ha estimulado considerablemente la producción de hortalizas y legumbres, hasta tal punto que la huerta barcelonesa es la segunda de España. Los caldos catalanes gozan de merecida fama, acrisolada por la calidad de los vinos de Villafranca del Panadés y el champán de San Sadurní de Noya, que colocan a Barcelona en segundo lugar entre las provincias productoras de vino.
En la ganadería destaca numéricamente el ganado lanar, aunque es mayor la importancia del vacuno, que además pertenece en su mayoría a razas holandesas. No menos importantes son las ganaderías caballar, mular y asnal, que coadyuvan eficazmente a las labores agrícolas, especialmente en Vich, el Vallés y el Panadés. En la primera de las zonas citadas descuella también el porcino, que representa una considerable riqueza para la provincia. En toda Barcelona existe además una importantísima avicultura doméstica.
Casi tanta superficie como la destinada a la agricultura está ocupada por los bosques, generalmente de propiedad pública, compuestos principalmente por alcornoques, abetos, robles, hayas y varias especies de pinos (piñonero, laricio y carrasco).