La virtud cardinal se refiere a las cuatro cualidades fundamentales que forman la base de todas las virtudes morales: la prudencia, que guía nuestras decisiones; la justicia, que asegura el respeto hacia los demás; la fortaleza, que nos da valor ante las adversidades; y la templanza, que promueve el equilibrio en nuestros deseos.
Estas virtudes son esenciales para alcanzar una vida ética y plena.