Es decir, es el conjunto de sonidos vocálicos que se utilizan para formar las palabras en una lengua.
En español, por ejemplo, el vocalismo está compuesto por las vocales "a", "e", "i", "o" y "u".
El estudio del vocalismo es importante en la lingüística y la fonética, ya que permite analizar y comprender las características y variaciones de las vocales en diferentes lenguas.
El vocalismo puede clasificarse en dos categorías principales: el vocalismo tónico y el vocalismo átono.
El vocalismo tónico se refiere a las vocales que se encuentran en la sílaba tónica de una palabra, es decir, la sílaba que se pronuncia con mayor énfasis, mientras que el vocalismo átono se refiere a las vocales presentes en las sílabas no acentuadas.
El cambio en los sonidos vocálicos o el shift en el vocalismo, es un fenómeno que se da en diferentes lenguas a través del tiempo y que puede contribuir a la diversificación de dichas lenguas. Un ejemplo notable de este fenómeno es la Gran Mutación o Vowel Shift en inglés, que ocurrió entre los siglos XV y XVII y que resultó en cambios significativos en la pronunciación de las vocales en inglés.
Además, el vocalismo también es una herramienta útil en la poesía y la música, ya que la elección de las vocales puede influir en el ritmo, la rima y el tono de una canción o poema.
Por ejemplo, una secuencia de vocales largas y sostenidas puede dar una sensación de calma y tranquilidad, mientras que una secuencia de vocales cortas y abruptas puede transmitir una sensación de urgencia o tensión.
Cabe mencionar que la diversidad de los sistemas de vocalismo entre diferentes lenguas es uno de los aspectos más variados de la fonología.
Algunas lenguas, como el español, tienen un sistema de vocalismo relativamente simple, con cinco vocales distintas.
Otras lenguas, como el inglés, tienen un sistema de vocalismo mucho más complejo, con varias vocalizaciones distintas en función de la posición de la vocal en la sílaba y en la palabra.