El término xeno, así como sus variantes xen y xenia, proviene del griego y se utiliza como prefijo o sufijo para denotar lo extranjero o extraño.
Este concepto se refleja en palabras como xenofobia, que describe el miedo o rechazo hacia los extranjeros, y xenofilia, que se refiere a la atracción o aprecio por lo foráneo.
Así, estas raíces lingüísticas nos ayudan a entender actitudes y relaciones en un mundo cada vez más globalizado.