El término zarramplín se utiliza en el lenguaje coloquial para describir a un hombre chapucero y con escasa habilidad en su trabajo, reflejando una falta de destreza.
Además, puede referirse a un pelagatos o pobre diablo, es decir, alguien de escasos recursos o sin importancia.
Curiosamente, también es el título de una canción infantil que narra las aventuras de un chico zarramplín, aportando un toque lúdico al término.