Las zoocecidias, también conocidas como agallas o cecidias, son formaciones anormales en plantas provocadas por insectos como moscas, avispas y escarabajos.
Estos insectos depositan sus huevos en las hojas, lo que desencadena un crecimiento anómalo de las células vegetales.
La agalla se desarrolla junto con la larva, proporcionando un refugio hasta que el insecto adulto emerge.
Este fenómeno refleja la compleja interacción entre especies y su entorno.
Entre las 15000 especies conocidas de insectos que producen agallas figuran moscas, avispas, moscas de agua, ácaros, escarabajos y polillas. En toda especie, la agalla es parte importante de la fase reproductora en la vida del insecto. La hembra pone sus huevos en la hoja u otras partes de la planta; cuando el huevo inicia su incubación comienza a desarrollarse la agalla a igual ritmo que la larva. Después de la ninfosis y de un adecuado periodo de descanso libérase el insecto adulto royendo el tejido que rodea a la agalla. Parece ser que el crecimiento de ésta se inicia mediante un estímulo fisiológico causado por una secreción de la larva recién incubada. Dicho estímulo origina el desarrollo y división anormales de las células de la planta. En la mayoría de los casos, el insecto causante de la agalla vive dentro de ésta.
Aunque, en ocasiones, otras especies invaden la agalla ya formada. Una de las zoocecidias más conocidas es la bugalla o cecidia del roble, causada por el Andricus californicus, particularmente interesante por su gran tamaño. La zoocecidia menos común es la producida por el Neuroterus saltatorius en las hojas del melojo. Durante el otoño las cecidias se desprenden de los árboles; las larvas activas que contienen se lanzan contra las paredes de la agalla con fuerza tan considerable que pueden hacerla saltar varios centímetros de altura.