Veintinueve oraciones con la palabra «anciana» y derivadas (por ejemplo: ancianas) seleccionadas de refranes, poesías, cuentos y artículos de interés general.
Las siguientes oraciones fueron seleccionadas por ser oraciones cortas, por su sencillez o porque están orientadas a escolares; así pueden ser entendidas por niños y adolescentes.
Oraciones con «anciana» para escolares
• « La anciana tecleó diligentemente en su ordenador. »
• « Así, cuando su abuela, de 87 años, enfermó gravemente, él se sentó a su lado y se puso a rezar "con mucha devoción". Al poco tiempo la anciana se restableció. »
• « -Señor -repuso-, hace un rato estos chicos ayudaron a una anciana que sufrió una caída en una escalera mecánica. Creo que están tratando de quitarle a la ropa la sangre que la señora les salpicó. »
• « La rubia presionó directamente la herida, y luego colocó la cabeza de la anciana contra su pecho para detener la hemorragia. Los muchachos recogieron las cosas de la mujer y la ayudaron a salir a la calle. »
• « La anciana protestó, alegando que estaba demasiado sucia para viajar en ella, pero los muchachos no hicieron caso. La ayudaron a subir y colocaron sus cosas junto a ella. El asistente empezó a cerrar la puerta. »
• « El espionaje de Treholt, que él llamaría después "diplomacia heterodoxa", no se habría descubierto jamás, de no ser por el arresto de Gunvor Galtung Haavik, anciana secretaria del Ministerio de Relaciones Exteriores, en enero de 1977. »
• « Los jóvenes aguardaban pacientemente a que una anciana obesa subiera la escalera mecánica; al parecer temerosa de poner el pie en el escalón de acero que ascendía, hacía leves movimientos oscilatorios, como si tratara de calcular el momento preciso en que debía hacerlo. Por fin se decidió. »
• « Lo averiguado hasta ahora es muy alentador; a saber, que la enfermedad de Alzheimer es menos frecuente entre las mujeres que tomaron estrógenos después de la menopausia, y que el deterioro mental senil resulta menos intenso entre las ancianas que siguen sometidas a terapia de restitución hormonal. »
• « Mi madre, mi buena madre, que ya está muerta, me las contaba. Solía sentarme en un pequeño banco de madera a sus pies, apoyaba los codos en sus rodillas y, con la cara entre las manos, escuchaba. Y me conmovería hasta las lágrimas con los casos de Berlinda, me estremecería ante las tiranías de Barba Azul, aplaudiría la bondad de las hadas lamentables, que alisaban las espaldas de los niños torpes y devolvían la salud y la juventud a las buenas ancianas. »