• « Ese mismo año, 1912, durante la trágica expedición de Robert Scott al Polo Sur, se le congelaron los pies al capitán Lawrence Oates. A fin de no retardar el desesperado regreso de sus compañeros, les dijo una noche: "Voy a dar una vuelta; quizá tarde un poco en volver". Y salió a arrostrar una muerte segura en la borrasca de viento y nieve. Hubo, sin duda, enorme categoría en ese gesto. »