• « La punta de la fecha era desmontable. ¿Por qué desmontable? Lo más difícil en la elaboración de una flecha no era formar el astil ni la punta, explica el experto, sino colocar las plumas; una tarea exigente y penosa. Las plumas se insertaban cuidadosamente con un ligero sesgo para que las saetas giraran en el vuelo como un proyectil de artillería, artificio que aumentaba su alcance y su precisión en considerable medida y las hacía letales a una distancia hasta de 30 metros. »