• « Volvió a pesarse en aquella báscula mágica, y el mensaje que apareció en la pantalla fue el siguiente: "Usted sigue pesando 88 kilos, todavía está casado, y acaba de perder su vuelo a San Diego". »
• « Ruperto estaba en la sala de espera de un aeropuerto, y vio ahí una báscula computarizada que daba el peso y revelaba la fortuna. Decidió hacer la prueba, metió una moneda en la ranura y leyó en la pantalla: "Usted pesa 88 kilos, es casado y está a punto de viajar a San Diego". Ruperto se quedó anonadado. »
• « Si no puede prescindir de ti, tampoco puede prescindir de mí, ¿comprendes? No es nada o todo en la vida. Yo peso tanto como tú en la báscula. No hay ninguna razón -para nosotros que sólo reconocemos las leyes internas- por la que, si no puede renunciar al bien que tú eres para él, pueda renunciar a ese otro bien que soy yo. »