• « Con excepción de unos cuantos afortunados, los escritores independientes vivimos eternamente en guerra. Para nosotros, el peligro económico es el pan de cada día. Nuestra antigüedad puede venirse abajo con un simple cambio de editor o la desaparición de una sola publicación. Sin embargo, esta incertidumbre opera milagros en la concentración. Enseña lecciones -a menudo a las 3 de la madrugada, con chequera y calculadora en mano- que a otros trabajadores y a sus supervisores les convendría aprender. »