• « Así se cuenta, por ejemplo, que durante una corrida toros celebrada en la Plaza Mayor de Madrid, con motivo de festejarse el onomástico del rey Felipe IV, uno de los participantes del espectáculo, el Conde de Villamediana -conspicuo y declarado enamorado de la reina- tuvo la suerte y habilidad de alancear un toro con extremados valor y lucimiento, lo que hizo exclamar a la reina: -¡Qué bien pica el conde! »