• « Poco a poco se fue advirtiendo que la monarquía absoluta generaba inseguridad, puesto que no existían garantías que protegiesen a los súbditos de los desvaríos y cambios de temperamento de los reyes, quienes podían pasar de la mayor benevolencia a la conducta más despótica sin que ello pusiera en cuestión la legitimidad de su poder. »