• « Soy abogado, y un día, mientras me encontraba en un juzgado de divorcios, vi subir a un hombre al estrado en una audiencia y me acerqué a escuchar. »
• « Al final nos entregaron varios trofeos. Cuando anunciaron mi nombre, el público se puso de pie y me tributó un prolongado aplauso. Mi tío se adelantó hasta el estrado con el brazo en mi hombro para recibir la placa. »
• « Un buen día subieron al estrado, recibieron su diploma o su título universitario, se declararon personas instruidas y jamás volvieron a leer un libro, ni a examinar una nueva idea, ni ejercitaron su mente en algo que fuera más allá de lo elemental para ganarse el pan o para descollar en sociedad, o para ambas cosas. »