• « Al reaparecer la señora Barrows llevando dos whiskies con soda, el señor Martin, de pie y con los guantes puestos, se dio cuenta de que sus planes de matarla habían sido demasiado fantásticos; cigarrillos en su bolsillo, una bebida preparada para él... todo aquello era burdo, inverosímil; más aún: aquello era absurdo. »