• « Levanté una enorme laja y, apoyándola en una de mis piernas, examiné cuidadosamente su superficie inferior. Encontré ahí la acostumbrada variedad de esponjas, gusanos y pequeños caracoles, pero algo más también. »
• « Mi mujer confirmó mis sospechas cuando la oí contener el aliento. Si yo hubiera puesto la mano con fuerza sobre el pez, me habría inyectado una sustancia tóxica capaz de matar, o por lo menos de causar un dolor insoportable. Rápidamente, pero con suavidad, regresé la laja a su posición original. »