• « No. No es más que perfeccionar todas esas gracias femeninas, todos esos atributos fascinantes, que la convierten en el centro de atracción, y que deleitan y encantan a todos los que respiran la atmósfera en la que se mueve; y, en el lenguaje del señor Burke, harían que diez mil espadas saltaran de sus vainas para vengar el insulto que se le pudiera ofrecer. Por su misma mansedumbre y belleza somete a todo lo que la rodea. »