• « Y por la noche, a la hora de dormir, cuando estáis todos reunidos, hermanos y hermanas, en torno a esa gran mesa redonda, cargada de estampas, juguetes y periódicos, empezáis, a cierta hora, a hacer pequeñas reverencias con la cabeza: vuestros ojitos, que antes eran tan risueños, se vuelven brumosos y pequeños: vuestras manos, unos momentos antes tan activas y luchadoras, cuelgan inertes de la silla y dejan caer al suelo la muñeca o el perrito. El tirano del sueño ha llegado: y el sueño, como todos los demás tiranos, no sufre resistencia. »