• « Era tanta la fuerza de la turbulencia, que al sobrecargo Ogden le pareció que los brazos se le descoyuntaban; sintió que era arrastrado detrás del capitán. "¡Ayúdenme!", gritó, pero el estruendo del aire opacó su voz y el copiloto Atchison estaba demasiado ocupado tratando de controlar la aeronave. »