• « En la última entrada de los juegos que íbamos ganando por una sola carrera, cuando había corredor en tercera base y dos outs, mi tío y entrenador Ben caminaba de un lado a otro, alentándome a gritos: "¡Vamos, Paddy! ¡Tú puedes!" Yo le hacía dos strikes al bateador y, antes de volver a lanzar, guiñaba un ojo a mi tío y lograba el tercero. Él se metía corriendo al diamante a darme un apretón de manos. »