• « Una noche, varios meses después, se colocó detrás de su hija en el baño, le desató los dos moños de satén rosado que llevaba puestos y empezó a cepillarle el pelo hasta formar con él un ondulante halo dorado. Al alzar la mirada, se dio cuenta de que su hija estaba contemplando los dos rostros en el espejo. »