• « Pero cuando la jornada termina, y cada obrero está a punto de volver a su casa, donde le esperan su mujer y sus hijos, entonces el herrero deja a un lado su martillo, el carpintero su cepillo, el tipógrafo sus caracteres, y cada uno se dirige a un rincón del taller, donde hay una fuente o una gran pila de agua. Debajo de la palangana, o al lado de ella, hay un trozo de jabón. »