• « Así pues, quizá podamos empezar a soñar de nuevo con un futuro en que haya pandas, nacidos en libertad o devueltos a ella después de su nacimiento; con gigantes peludos que vaguen y se encuentren ocasionalmente en las profundidades de las verdes marañas de bambú. Tal vez nunca los veamos, pero será gratificante pensar que ahí estarán, pues estas cautivantes criaturas tienen, sin lugar a dudas, un sitio especial en nuestros corazones. »